Un buen riff de guitarra es el comienzo de algo grande, de que hay una buena canción detrás y de que el oyente va a a estar muy pendiente de ella. Los riffs junto con los solos son la marca de la casa de los guitarristas, son memorables, divertidos de tocar y emocionan.
Vamos a ver cómo componer un buen riff de guitarra en 3 pasos para que logres disfrutar de la guitarra al máximo y poder atraer al público ansioso de buenos guitarrazos.
1) Conoce las opciones que tienes en el mástil. Todos los grandes guitarristas saben lo que están haciendo en todo momento a la hora de componer. Con dominar la escala mayor, la menor y la pentatónica es más que suficiente para componer buenos riffs.
Fíjate como se utilizan las escalas en los siguientes riffs:
Pantera – Cowboys From Hell. Escala mayor de Sol (G) = Escala menor Mi (E) con blue note (traste 6)
Michael Jackson – Beat It. Escala menor de Mi (Em)
The White Stripes – Seven Nation Army. Esta versión Escala menor de La (Am)
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2) Experimenta. Prueba a tocar los riffs con púa y con dedos. Los dedos son un gran aliado para conseguir tonos nuevos y cálidos. Prueba a cambiar de guitarra si tienes más de una en casa, hay guitarras que te llevan por sitios nuevos, utiliza la acústica y la eléctrica.
Experimenta con el ritmo en acordes abiertos, utiliza ritmos sincopados y juega con la púa a meter rasgueos o notas upstroke (púa arriba), así aumentan tus opciones de notas sorpresa que te dan una alegría.
No te compliques. Los grandes riffs de guitarra están compuestos principalmente de notas sueltas y algún que otro acorde de quintas. Si ves que te estás complicando, simplifica el número de notas, lo importante es que el riff tenga magia por muy sencillo que sea.
The Black Keys son una maestros en riffs con notas sueltas y acordes de quintas, todo pentatónico.
3) Déjate llevar. Al final un buen riff sale de un impulso, de un momento en el que estás disfrutando a tope con tu guitarra y sale tu yo juez y dictamina «aquí hay chicha señores». Casi siempre es mejor no pensar y dejarse llevar.
Al final es tu verdad emocional la que tiene la última palabra de si el riff mola o no.
El careto te delata, aquí hay algo bueno
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