Hoy voy a hablaros del amante guisante,
el hombre que montó un gran show por los aires
con su casco plateado, traje verde y
bambas a reacción.
Montó en aquella lanzadera dorada,
acto seguido escribió coordenadas
y en su capa había escrito
un «te amo» en luces de neón.
Un asteroide, ahí va …
amante guisante, nuestro héroe total.
Mira qué original,
surcando los aires por su amor virginal.
Y al divisar su hogar,
la capa de alto voltaje enciende un mensaje especial.
Cuando la brisa hace bailar sus mejillas
mira hacia abajo y ve a su amor de rodillas.
Qué crueldad, crueldad,
¿qué hacen tantos hombres, por Dios?
Mientras su amada ve un avión por las nalgas,
guisante nota un gran incendio a su espalda.
No hay frenos ni hay dirección,
creo que ha perdido el control.
«Un asteroide, ahí va»,
decía su amada, viendo al héroe quemar.
«Un meteorito, ahí va»,
y mientras miraba su placer fue bestial.
«Alas de fuego, un flash»,
son cosas que nunca se olvidan, nunca se olvidan,
no se podrán olvidar.
Bajó en picado hacia un colegio de niñas,
iba a hacer trizas vestuario y letrinas,
y al ver el fin no sufrió,
cosas del estado de shock.
Mamma, mamma … no hay dolor.
Mamma, mamma … no hay dolor.
Mamma, mamma … viva el dolor,
Mamma, mamma … no muerdas, no.
Mamma, mamma … no pares, no.
Mamma, mamma … no pares, no,
Mamma, mamma … no hay dolor.
Bye, bye, guisante, bye,
vaya acto de héroe, vaya imbecilidad.
A reveure, adéu,
tan sólo en los cuentos puedes idealizar.
Auf Wiedersehen, au revoir,
la musa es el medio, nadie es puro en verdad.
Ciao, sayonara, au revoir,
¿un mito o un tipo suicida?, dime qué opinas,
¿o el problema es siempre hormonal?
Ya nadie nota un guisante en la cama.
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Ver que ya no piensas en mí
que ya no crees en la gente,
que tomas pastillas rosas
y te has vuelto nihilista
y sueñas con no soñar.
Entraría en tu luz
con una canción sencilla,
tres notas y una bandera
tan blanca como el corazón
que late en tu cuerpo de niña.
Estaría tan lejos de ti
que ya no recuerdo el momento
en que te dije por última vez
que el cielo se está abriendo,
y se abre bajo tus pies
y quiero que vengas conmigo …
A cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte …
Ver que no sabes decir que no,
que vivo en pisos oscuros
y tengo dos mil razones
para olvidarme de todo
y no pensar más que en tu voz.
Entraría en tu luz
con una canción sencilla,
tres notas y una bandera
tan blanca como el corazón
que late en tu cuerpo de niña.
Estaría tan lejos de ti
que ya no recuerdo el momento
en que te dije por última vez
que el cielo se está abriendo,
y se abre bajo tus pies
y quiero que vengas conmigo …
A cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte,
a cualquier otra parte …
A cualquier otra parte,
(en las sombras)
a cualquier otra parte,
(te recuerdo)
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